domingo, 27 de diciembre de 2009

En estas navidades


Mi madre se tirará horas cocinando aunque lo deteste...
Me llevaré siempre en el bolsillo un par de bombones...
Discutiré sobre si es normal despertarse a las 5 de la mañana con 19 años el día 6...
Comeré cordero al horno...
Mi padre encenderá la chimenea por segunda y última vez en el año...

Pero es lo que tienen estas fiestas. Es cierto que la Navidad ha perdido (si es que desde que es fiesta lo ha tenido) el sentido de amor y hermandad que la caracterizaba tradicionalmente y se ha llenado de ofertas, cotillones y demás parafernalia, todo muy artísticamente envuelto en un brillante plástico burdeos y adornado con cintas doradas sobre las que cuelga un cartelito que pone Para:...

Ayer, haciendo la compra de reyes con mis padres, no paraba de ver mendigos pidiendo en las calles principales, con sus cuerpos enfermos y malformes, con la mirada perdida en el suelo o intentando llamar la atención del donante mediante la música de una flauta dulce o algo por el estilo. Resaltaba el cartelito de cartón, lleno de faltas de ortografía, en el que pedía una ayuda: ''Soy padre...'' ''Por Dios, suplico...'' ''Tengo una hija ciega...'', y a uno se le parte el corazón con esas cosas, si es que podemos sumarle el martilleo del villancico que no para de sonar.

Unos gastándonos bastante dinero en 4 chorradas y en la misma puerta te encuentras a un pobre desgraciado pidiendo algo por favor. Damos asco, verdadero asco.

Pero, a ver quien es el listo que no quiere regalarle un detallito a esa gente que le importa.


5 comentarios:

  1. Ante estas cosas nunca he sabido qué pensar. Porque hay de todo: los que lo necesitan para vivir, los que lo necesitan para drogas...; ¿qué coño hacemos?

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  2. Eso está claro Rafa. El otro día me enteré de que muchos están deformados por las mafias. Sólo te puedes fiar del pobre del barrio.

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  3. la foto de tu entrada es mortal


    I love this

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  4. muy de acuerdo jorgito, mucha hipocresia en esta sucia sociedad...

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  5. Este año me he negado a regalar Reyes, con mi pareja nunca nos regalabamos porque nos parece un poco estúpido pero despues pensaba mis pobres abuelas y mis hermanos pequeños que le hace ilusión y demás y a ellos si les compraba. Este año pensé que bajo esa regla de tres nunca dejaría de haber regalos rídiculos y sinsentido en los distintos días de El Corte Inglés. Así que estoy orgulloso de haber salido un poco de esa dinámica.

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