domingo, 27 de diciembre de 2009

En estas navidades


Mi madre se tirará horas cocinando aunque lo deteste...
Me llevaré siempre en el bolsillo un par de bombones...
Discutiré sobre si es normal despertarse a las 5 de la mañana con 19 años el día 6...
Comeré cordero al horno...
Mi padre encenderá la chimenea por segunda y última vez en el año...

Pero es lo que tienen estas fiestas. Es cierto que la Navidad ha perdido (si es que desde que es fiesta lo ha tenido) el sentido de amor y hermandad que la caracterizaba tradicionalmente y se ha llenado de ofertas, cotillones y demás parafernalia, todo muy artísticamente envuelto en un brillante plástico burdeos y adornado con cintas doradas sobre las que cuelga un cartelito que pone Para:...

Ayer, haciendo la compra de reyes con mis padres, no paraba de ver mendigos pidiendo en las calles principales, con sus cuerpos enfermos y malformes, con la mirada perdida en el suelo o intentando llamar la atención del donante mediante la música de una flauta dulce o algo por el estilo. Resaltaba el cartelito de cartón, lleno de faltas de ortografía, en el que pedía una ayuda: ''Soy padre...'' ''Por Dios, suplico...'' ''Tengo una hija ciega...'', y a uno se le parte el corazón con esas cosas, si es que podemos sumarle el martilleo del villancico que no para de sonar.

Unos gastándonos bastante dinero en 4 chorradas y en la misma puerta te encuentras a un pobre desgraciado pidiendo algo por favor. Damos asco, verdadero asco.

Pero, a ver quien es el listo que no quiere regalarle un detallito a esa gente que le importa.


lunes, 14 de diciembre de 2009

Y si resulta que...


... después de todo, ¿no hay nada?

Ese pensamiento lleva años dándome muchísimos quebraderos de cabeza, precisamente desde los 8-10 años. Y el otro día, entre alcohol y demás, hablando de pruebas médicas y tal, me asaltó, como hiciera hace otra vez un par de meses, un vacío infinito.

Siempre me he considerado una persona creyente a pesar de todo, tengo fe y devoción, no comulgo con la Iglesia pero procuro asistir almenos de vez en cuando a misa para escuchar la palabra y ver si ese mensaje o reflexión puede ayudarme en mi vida o a ser mejor persona.

Pero, ¿y si todo esto es insuficiente? La vida puede ser larga o corta, feliz o infeliz, una infinita combinación azarosa de experiencias únicas e irrepetibles, pero después, ¿qué me queda, un vacío infinito?
Hay muchísimos casos de apariciones religiosas, luces al final del túnel y posesiones, que parecen, en cierta medida, poder refutar un tanto la existencia de la otra vida, aunque no hay que olvidar que el hombre posee la mejor arma que existe en el mundo dentro de su cabeza y que esta es capaz de llegar a puntos insospechados, aunque por ahora van ganando los casos de fraude en torno al ''primer contacto'' con lo divino, basarse en eso es tan vago como creer en el creacionismo tal cual.

Muchos, sobretodo a partir del s.XVIII, han querido no ser olvidados, así parecen sentirse vivos... para mí, el ser olvidado o recordado, es lo de menos... el miedo hacia un vacío infinito, una pantalla de ordenador que no se enciende es más fuerte que nada.

Puedo creer en que antes fuera un hurón, que mi alma acabará en el centro del universo o que he venido a llorar a este valle de lágrimas. O puedo creer en un carpe diem, en aferrarme a la vida desesperadamente... Porque entonces, de que se vale uno en gastar su vida en acumular riquezas para tener un mínimo de posesiones necesarias para una vida digna, de estudiar una carrera o Dios sabe que, si después ''nadie se lleva nada''.



Finalmente, mi resolución, sencilla, vaga y con un 50% de posibilidades... seguir adelante, esperar, y ya, cuando llegue el momento... pues que llegue. Si he perdido tiempo rezando, visitando Iglesias y demás, bendito tiempo malgastado, pero uno se queda con lo bueno, con la caridad y la solidaridad.

Pasará lo que tenga que pasar... He dicho.

PD: Sí, el delegado también le gusta escribir sobre esto, soy así, cada uno con sus ralladuras, a uno le importa quien será invitado a la fiesta de Piluca y a mí que coño me pasará... así de sencillo.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Shhhhs, joder

Silencio, un valor que, últimamente, brilla por su ausencia en la FCOM.

Expulsar aire con la intención de acallar las voces ausentes, el rumor que nace con fuerza al responderse una duda o comentario y las peticiones de silencio por parte del profesorado son el pan de cada día en la clase 3.8 de la facultad hispalense. Y, de la misma manera que dijese famoso evento de la red social Tuenti, la próxima vez entramos otra vez en clase y nos comportamos como somos, universitarios que en breves dejarán las décimas para entrar en la veintena.

Sé que es duro aguantar sólo clases teóricas, que a todos nos gusta mantener una conversación con un amigo siempre que sea posible (de esto mismo peco yo también) y donde sea posible, pero lo que hay ya pasa el castaño oscuro, unido a la potencia en la voz de varios profesores (o primera fila o te enteras de poquito). Pero lo cierto es que cansa. Cansa sentarte al principio y escuchar un enorme murmullo desde atrás. Cansa sentarse detrás y que la voz del profesor no te llegue.

El pasado lunes ya explotó el primer profesor, a ver como termina esto. Ya sufrimos en carnes el año pasado el cortante filo de Anula y paso de joderme por culpa de gente que pierde el tiempo en la clase, vacíos de interés. Le pides los apuntes a quien sea, yo te los dejo, pero si no tienes interés, no vengas, es sólo teoría, lo estudias y listo.

Y es que me toca la moral, muchísimo, la actitud actual. Me he tenido que gastar 100 € de más en la matrícula por un famoso artículo y pienso aprovecharlos, no sé ustedes, pero a MÍ me duele el dinero.

domingo, 25 de octubre de 2009

Isla Cristina, un mar de....


Es normal sentir nostalgia de un sitio con el que se encariña uno, sobretodo cuando no es otro sitio que el lugar donde has vivido toda tu vida, tu pueblo, ese que está a tomá por culo con 2 horitas y media de autobús.

Pero, ¿qué puedo decir yo que no se haya dicho ya de Isla Cristina?


Simplemente, paso a dar mi opinión....


Hay dos Isla Cristinas, una versión buena, que dura unos 3 o 4 meses anualmente, siempre coincidiendo con el período estival y otra versión... no mala, pero sí censurable en algunos aspectos.

En Isla (como le decimos cariñosamente sus habitantes), la buena, los policías son respetuosos, atentos en su labor de protección y mantenimiento del orden cívico, las calles están llenas de gente siempre, el ''color especial'' se palpa todos los días en la playa sobre las 7 de la tarde (hora solar), actos culturales y toda una esfera de actos y programas que, últimamente, está trabajada y suele ser exitosa.

Pero en octubre acaba todo, los marineros vuelven al mar, que se vuelve más frío y gris que antes, donde se suele coger pulpos empaquetados con buceadores, donde cada domingo un hijo vuelve a casa con las manos manchadas de sangre, donde el respeto brilla por su ausencia, donde los coches de bomberos son los que arden y donde las corales polifónicas son las que se pelean como si fuera el Congreso.

En este curso mi pueblo seguirá liderando el fracaso escolar onubense, así que no hay de que preocuparse, dentro de diez años de 5000 jóvenes solo 300 tendrán un título para echar un currímulum, las niñas seguirán estableciendo records de pérdidas de virginidad sobre los 10 años y seremos aún más conocidos por las violaciones múltiples.


Menos mal que la Isla mala solo dura 9 meses.

domingo, 18 de octubre de 2009

Muy si



Con miedo en el c1 acompañado de una rubia de verde...

sábado, 17 de octubre de 2009

Una tarde de octubre...


Me encuentro yo, aburrido y sin nada que hacer, siendo lo único que se me viene a la cabeza para matar el aburrimiento es... esto, unirme al carro de los blogs y ver cómo se desenlaza.

Un nuevo blog de, básicamente, opinión, se une a tantos otros en una época en la que todo vale, cualquier opinión puede ser llevada a los medios, ser conocida e incluso valorada por quien, en muchos casos, no debería.

En lo que llevo de curso mis profesoras de documentación y literatura han cuestionado en varias ocasiones
esto mismo. La saturación informativa es enorme y el lector, según las anteriores por ese mismo exceso (aunque desde mi punto de vista es básicamente por el pasotismo de este), se pierde ante tanto que leer, comentar, sentir...

Quedemos entonces en que esto intente mantenerse vivo, al menos el máximo tiempo posible, aunque sea sólo por el pastelero de los remedios y el guitarrista cordobés.

PD: Debo cambiar el color de la fuente.