No sé por qué, pero es una cosa que suele pasar siempre que estoy en mi pueblo.
Me tomo demasiado a pecho las cosas.
Y viene tan rápido que la mitad de las veces ni te fijas en los detalles del camino.
Para ser un pueblo, todo me parece demasiado pasajero. Quizás es porque ya lo tengo muy visto.
lunes, 18 de abril de 2011
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